Andrés Mora Nohales posee varias tiendas en la localidad, pertenecientes a a un negocio familiar propio comenzado a mediados de la década de los ochenta, con una ferretería en el barrio de Ciudad Cooperativa. Mora, precedente de un pequeño pueblo de Cuenca, se casó con una catalana y ha desarrollado su actividad comercial en la comarca del Bajo Llobregat.
Y ahora es amenazado con una multa debido a la denuncia de un indignado ciudadano anónimo, por no rotular su comercio en catalán. La Agencia del Consumo de la Generalidad catalana ha instado a Mora a que en "dos meses" como máximo ajuste el cartel a la "normativa vigente" del artículo 32.3 de la Ley de Política Lingüística. "La señalización y los carteles de información general de carácter fijo y los documentos de oferta de servicios de los establecimientos abiertos al público tienen que estar redactados, al menos, en catalán".
La denuncia tiene fecha del pasado 31 de enero, y el requerimiento llegado al comercio llegó el pasado 8 de julio. La concejal del PP en el Ayuntamiento de Sant Boi, Marina Lozano, se lamenta en El Mundo de que "el de Sant Boi no es un caso único", ya que en "Castelldefells varios comercios y restaurantes del centro comercial Ànec Blau han sido inspeccionados".
Mora asegura a El Mundo que dicha normativa "ayuda a discriminar el castellano, una lengua que también es oficial". "Ciudad Cooperativa es un barrio en que nueve de cada diez conversaciones se mantienen en castellano", dice. "Muchos rótulos están en castellano en el resto de comercios de la localidad", y se lamenta: "¿Por qué un particular querría delatarme?".
El trabajador asegura en el diario que "creía que no tenía ningún enemigo, pero parece que no es así". Mora asegura no tener "nada en contra" de la lengua catalana, y de hecho se declara "bilingüe". Redacta los presupuestos d ela empresa en catalán, y siempre ha matriculado a sus hijas, "catalanas al cien por cien", en colegios que "apuestan por la enseñanza del catalán", y sin embargo aún así ha sido denunciado.
Mora se lamenta en El Mundo sobre el gasto inesperado que le va a suponer, y recuerda que "la época en que encargué el rótulo por el que me han denunciado era distinta a ésta: se hacía menos publicidad, no había Internet ,no se daban tantas tarjetas de visita. Lo pusimos en castellano, sin reparar que eso pudiera acabar molestando a alguien un cuarto de siglo después".
Fuente: Libertad Digital